En el ámbito del aislamiento térmico y acústico, tanto la lana de roca como la lana de vidrio son opciones populares por sus propiedades, pero presentan diferencias clave que pueden determinar su elección según las necesidades del proyecto.
Lana de roca
La lana de roca es un material fabricado a partir de roca volcánica. Destaca por:
- Resistencia térmica y acústica superior: Su densidad permite absorber mejor el ruido y mantener temperaturas estables en interiores.
- Incombustibilidad: Resiste temperaturas superiores a los 1.000 °C, lo que la convierte en una excelente opción para protección pasiva contra incendios.
- Durabilidad y sostenibilidad: Es un material resistente al agua, al moho y 100 % reciclable, ideal para edificios que priorizan la eficiencia energética y la economía circular.
- Aplicaciones versátiles: Se usa en fachadas, cubiertas, suelos y sistemas de aislamiento técnico.
Lana de vidrio
La lana de vidrio, fabricada con fibras de vidrio reciclado, ofrece:
- Ligereza y flexibilidad: Es más fácil de manipular e instalar en lugares donde el peso es una limitación.
- Rendimiento térmico: Aunque eficiente, su capacidad acústica y térmica suele ser menor en comparación con la lana de roca.
- Resistencia al fuego: Si bien también es no combustible, su resistencia a altas temperaturas es inferior.
- Costo más accesible: Generalmente, la lana de vidrio es más económica, lo que la hace atractiva para proyectos con presupuestos ajustados.
Consideraciones finales
La elección entre estos materiales dependerá del objetivo del aislamiento. Para proyectos que exijan alta resistencia al fuego, control acústico superior y durabilidad, la lana de roca es la opción ideal. Por otro lado, la lana de vidrio es adecuada para aplicaciones donde el peso y el presupuesto son determinantes.